¿Qué diría Herbert Blumer?
El alcoholismo es de todas maneras un problema social. Se ha detectado que la ingesta de alcohol en los jóvenes chilenos aumenta cada día más a medida que aumentan los problemas de esta índole, principalmente los conflictos familiares y los conflictos en la educación.
Las ciencias sociales, desde un paradigma interpretativo, es decir, que interpreta los fenómenos sociales y el hombre en su interacción social, no sólo los explicándolos, parece ser una vía más efectiva para lograr acercarse al fenómeno del alcoholismo.
Bajo esta perspectiva, el investigador y el objeto de investigación interactúan y se influyen mutuamente. Lo anterior parece pertinente a la hora de hablar del alcohol y sus efectos en las personas; el alcoholismo sólo puede ser explicado bajo una mirada holística.
Llevando este problema a un contexto escolarizado, podríamos explicar el alcoholismo desde su perspectiva social bajo los planteamientos del sociólogo Herbert Blumer (1900- 1987). Analicemos básicamente, sus tres ideas que fundamentan la interpretación de la realidad social, relacionando cada punto con el alcoholismo en un contexto educativo.
1. Las conductas de los individuos están sujetas al significado que tengan las cosas: El alcohol es una “droga legalizada”. Todos sabemos que el estigma de “droga” es muy potente, sin embargo no es considerado como tal en Chile. Los productores, en un afán de poder económico, no informan los riesgos de su consumo ni los severos daños a la salud que el alcohol producen. La publicidad crea una imagen buena del alcohol, apuntándolo como una ayuda indispensable al momento de socializar y pasarlo bien. Los individuos (jóvenes y escolares) están inmersos en ese contexto; el significado del alcohol no se relaciona directamente como algo maligno, sino todo lo contrario.
2. Lo que signifiquen las cosas para el sujeto depende de su interacción social con otros actores de su entorno: Los jóvenes más populares y aceptados socialmente, son aquellos que se atreven a experimentar y a tomar riesgos. Además son aquellos que toman sus propias decisiones y rompen reglas y esquemas. A pesar de que muchas veces un joven no quiera tomar, será incentivado por otro para que sí lo haga. De esta manera el joven adquiere posición y aceptación social. Así es como se comienza el proceso hacia una alcoholización.
3. Los significados dependen de la experiencia social del sujeto: Si un joven ha tenido experiencias traumáticas con respecto al alcohol, la perspectiva que tenga de este se verá marcada y fuertemente influenciada por esa experiencia. Por ejemplo: Felipe, de 18 años, iba manejando en estado de ebriedad. Se pasó una señal de pare y chocó contra un auto, en el cual iban dos personas que resultaron muertas por el hecho. Felipe quedó en coma por un año. A partir de entonces no toma más alcohol, a pesar de cualquier presión social por hacerlo, que se ve opacada de todas formas después de que Felipe cuenta su experiencia a otros.
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