Dinamismo: Iloca, como parte de la comuna de Licantén era parte del “camino de la costa” utilizado por los Incas para sus correos y posteriormente por los españoles para doblegar la Araucanía.Esta zona fue invadida por los incas quienes le dieron el nombre Aimará al río Mataquetha que después derivó en Mataquito. La influencia del Inca en la vida del indio ha quedado gravada en sus nombres geográficos, en sus apellidos y en muchas de sus costumbres. Durante el siglo XVIII Licantén fue una estancia colonial y a su alrededor se fue formando un modesto y pequeño caserío y que se ubicó preferentemente en la orilla del llamado “camino de la costa”, donde también se estableció la parroquia de Licantén. El paisaje es muy variado según la estación de año debido a los elementos que en él interactúan. Hasta hace muy poco las pequeñas casas pesqueras llenaban la costa, que se caracterizaba por sus coloridos botes y los pescadores trabajando. Sin embargo esta localidad fue una de las más dañadas por el terremoto de Chile de 2010, y sobre todo por el posterior tsunami que se produjo horas más tarde. Se habla de que un 70% de las construcciones quedó destruido tras la catástrofe por lo que hoy el paisaje costero es más bien despoblado con un claro predominio del agua y la arena.
Homogeneidad: Se caracteriza por un clima mediterráneo, soleado, con brisas marinas, con temperaturas promedio de 10 a 22 grados. Es el principal Balneario costero de la Provincia de Licantén.
Magnitud: Según el Censo 2002, tiene una población de 345 habitantes, aunque durante la temporada de verano esta cifra se eleva considerablemente. Licantén tiene una superficie de 273, 3 Km2 lo que corresponde al 0,9 % del territorio regional
Sin duda alguna, al analizar el antes y el después de Iloca luego del terremoto grado 8.8 en la escala de Richter ocurrido el 27 de febrero del 2010, lo que más vemos afectado es el paisaje. Sin duda alguna el cambio es radical. Sin embargo lo que nadie nunca observó, fue a la gente emigrando en masa a las ciudades aledañas ni abandonando sus tierras; todo lo contario: la gente buscaba esperanzada algún trozo de mueble, fotos, artefactos eléctricos, o juguetes de los niños. Posteriormente las peticiones de ayuda externa y las campañas por “levantar Chile e Iloca” se fueron haciendo cada vez más frecuentes. Ya es emblemático, o casi un niño símbolo de este terremoto "El zafrada" , aquel niño que relataba desde su mirada inocente lo ocurrido el día del terremoto, pidiendo ayuda y frazadas, con una colchoneta para hacer ejercicios, salvada de los restos de su colegio. En realidad Iloca se transformó en la “ciudad símbolo”. Desde la acepción social del espacio geográfico, específicamente desde los planteamientos de Milton Santos, podríamos decir que este espacio geográfico se abre y atiende a las necesidades de todo un país, finalmente. Santos insiste en el espacio de todos los individuos, en una geografía de la existencia y de la vida, en la necesidad de una teoría social crítica desde la cual se pueda recrear el mundo a partir del lugar (Santos,1999: 38). En Iloca ocurre algo parecido en donde, gracias al terremoto, la centralidad de las acciones se localizan en el hombre y no en el dinero o las conveniencias políticas o de poder. El zafrada y el poder de la naturaleza no hacen más que aleccionarnos acerca de lo poco importante que son los límites políticos geográficos cuando se trata de un desastre natural tan poderosos como un terremoto y un tsunami.
Iloca antes:
Iloca después:
En el siguiente video se evidencian las consecuencias del terremoto y tsunami para Iloca:
www.needish.cl/.../conozcan-a-victor-diaz-el-zafrada-de-iloca
http://www.curicochile.com/galeria_iloca.htm
www.elmorrocotudo.cl/admin/render/noticia/24776